A 13 kilómetros de la capital se ubica San José las Rosas, zona 6, una comunidad de Mixco, el segundo municipio más grande del departamento de Guatemala, con 465 mil habitantes según el censo 2018. La densidad poblacional acá, como en otras partes del país, incide en la escasez de agua: les llega solo 2 o 3 veces a la semana.
Hubo una temporada que no llegaba y se veía desfilar a los más pequeños de la escuela San José Las Rosas con galones de agua para abastecer a su centro de estudios. Pero eso se acabó: esta escuela es una de las 8 que cosechan agua en 7 municipios del departamento de Guatemala.
La siembra y cosecha de agua puede ser un término nuevo y desconocido, pero su origen es ancestral y cada vez más sectores implementan métodos para aprovechar el agua de la lluvia: hoteles, complejos residenciales, mercados y también las escuelas se suman.
Esta escuelita de Mixco es la primera y única hasta ahora que implementó el sistema en 2021 con el apoyo de la Fundación para la Conservación de Agua de la Región Metropolitana de Guatemala (FUNCAGUA). El centro tiene capacidad para captar y almacenar 60 toneles de agua con tan solo dos horas de lluvia, que llegan directo de las láminas a 5 tinacos que la conservan y distribuyen por toda la escuela para beneficio directo de unos 125 estudiantes de preprimaria e indirecto de otros 475 de primaria.
El método no es sofisticado. Este reportero llegó a la instalación del proyecto y Lidia Sales, docente e integrante del Comité de Agua del establecimiento, lo explica:
FUNCAGUA vino a hacer el estudio, luego instalaron las canaletas, colocaron la tubería para que cuando lloviera el agua pudiera ser recolectada. Los tubos llegan hasta donde están instalados los tinacos que pueden almacenar 60 toneles. Después de eso, instalaron la energía para colocar una bomba que impulsa y distribuye el agua. Cuando el agua llega a los tinacos, ya ya llega filtrada y nos dijeron que la podemos usar hasta para beber; ahora es usada para sanitarios y cocina.
Irma Cruz, de 58 años y representante de padres de familia en el Comité de Agua y con dos nietos estudiantes de este centro, cuenta la precariedad que han vivido del líquido: a veces solo reciben agua tres horas a la semana:
Antes nos toca que comprar, incluso también acá en la escuela y los niños tenía que traer su botecito porque no había. Es muy complicado porque uno tiene que comprar el agua con los camiones y cuesta Q8 un tonel. Entonces uno tiene que sacar sus tonelitos para recibir el agua cuando está lloviendo, pero no es igual como hacer un proyecto como estos.
Brenda González, directora de la escuela, planea que los papás repliquen el modelo en sus casas de forma empírica y aprovechen el agua de lluvia:
Llamar a los padres en pequeñas capacitaciones y enseñarlo de forma operativa, enseñarles el proyecto y que tomen nota y demostrarles que lo pueden hacer.
Desde 2018 con el apoyo de FUNCAGUA, se han implementado proyectos similares en:
- Escuela San José Humitos, Amatitlán.
- Escuela el Durazno, Amatitlán.
- Escuela Playa de Oro, San Miguel Petapa.
- Escuela El Carmen, Santa Catarina Pinula
- Escuela El Tablón, Villa Nueva.
- Escuela Cebadilla, zona 25 Guatemala.
- Escuela Lomas de Rustrían, Villa Canales
- Escuela San José Las Rosas, Mixco.
Héctor Espinoza, exdirector técnico de FUNCAGUA, “Hay mucho potencial que no se ha aprovechado: cuando usted ve los datos del censo, que 0.009% hogares reportan cosecha de agua de lluvia y tenemos una precipitación anual de 2 mil milímetros, ósea hay mucho potencial sin aprovechar”.
En México de cada 100 litros de agua de lluvia que cae, 90 se van a la alcantarilla y se estima que los datos para Guatemala, son similares.