Esta es apenas una mirada a un instituto donde es común que los estudiantes que ingresan, no concluyan el ciclo escolar: la violencia corta sus vidas. El salón de clases está bajo el acecho de los pandilleros.
En el interior se escuchan voces, risas y gritos de 600 jóvenes… por fuera solo se oye el ruido de la congestionada calle Martí y la Calzada José Milla Vidaurre. Es difícil imaginar que en la 27 calle de la zona 6, a solo 100 metros del puente Belice, funciona una escuela. Un instituto como cualquier otro: pintado de blanco y azul, pero en sus muros ya no figura el nombre del centro educativo, solo las manchas de pintura color blanco que lo borraron. Solía llamarse Escuela Carlos Benjamín Paiz Ayala, pero la Fundación Paiz Ayala, que apoyaba el establecimiento, solicitó al Ministerio de Educación retirar el nombre, ahora se llama Escuela Juan José Orozco Posadas en la jornada matutina y Dra. Sara Cabarrús de Ruiz en la nocturna.
Todo tiene una explicación y el maestro Alberto Armas, docente de escuela nocturna, lo explica: Como que no es agradable que a una Fundación se le vincule con un niño que mataron tirándolo del puente o porque sale en las noticias que matan a niños de la escuela.
Fundación Paiz Ayala negó que el retiro del nombre obedezca a la violencia de la cual han sido victimas sus alumnos. .
En marzo pasado Verónica Galicia, Jueza de Ejecución de Medidas de Jóvenes en Conflicto con la Ley Penal, inauguró un programa interinstitucional de prevención de la violencia en 9 centros educativos del departamento de Guatemala entre ellos la antigua escuela Paiz Ayala, donde han asesinado a 33 estudiantes de 2016 a esta fecha, afirmó la juzgadora.
Uno de los casos que muestra como la escuela se ha convertido en centro de reclutamiento de las pandillas ocurrió en junio 2015 cuando integrantes de una pandilla ingresaron y raptaron a un niño de 12 años.
Este es el relato de un joven estudiante cuyo identidiad reservamos.
“Estaba abierto el portón, porque iba a entrar la directora y entraron los pandilleros a sacarlo (…) se lo llevaron para el puente, le preguntaron si quería matar a un piloto o que lo tiraban y él dijo que mejor que lo mataran.
Esa versión la confirma el docente. Aunque el estudiante Ángel Ariel Escalante de sexto grado sobrevivió a la caída de 125 metros, días después murió en el hospital San Juan de Dios.
La comunidad educativa de este instituto vive como en un estado de sitio, alerta bajo acecho de pandilleros. En la jornada nocturna los estudiantes son testigos de cómo uno a uno desaparecen sus compañeros: son asesinados, afirma el profesor Armas.
“Nos ha asustado el hecho de que estén amenazando a los estudiantes y que saliendo del instituto hayan asesinado a algunos de ellos.
Los más angustiados son los padres. Las maras robaron su tranquilidad. Maribel Raquej, es una de las madres, entrevistada a las puertas del lugar:
Aquí en esta escuela desgraciadamente ha ocurrido. Vienen los pandilleros acá a molestar a los niños de quinto y sexto año, ellos son los más afectados.
Pero, ¿por qué al quinto y sexto grado?: Los reclutan mucho más jóvenes porque al niño por no le pueden imputar los delitos. Así lo cree el docente Armas, quien revela cómo él y sus colegas enseñan en ese entorno.
“Dentro del establecimiento no hay rivalidad de maras. Que me conste a mí que sean maras contrarias no sé, son de sectores que tiene diferencias, los del lado derecho del puente no se llevan con los del lado izquierdo”.
El área donde se está la escuela es zona de alta peligrosidad. El centro educativo está rodeado de 3 asentamientos que colindan con el barranco bajo el puente Belice.
Axel Romero, Viceministro de Prevención de la Violencia y el Delito del Ministerio de Gobernación: ha habido más de una docena de estudiantes asesinados en cercanías de la escuela. De acuerdo con el relato de los directores, ha habido estudiantes asesinados, hechos relacionados con pandillas.
Pese al ambiente, los 600 escolares del plantel se resisten a abandonar los estudios. La tasa de deserción en 2017 osciló entre el 2 y 4 por ciento, según la Dirección Departamental de Educación Guatemala Norte. Los maestros hacen su mayor esfuerzo y tratan que los alumnos construyan un proyecto de vida. Eso espera el profesor:
“Tenemos varios muchachos ya trabajando y esas experiencias les sirve a los demás de que se puede (…) tuvimos el caso de una señorita que logró graduarse de médico y cirujano de la Universidad Rafael Landivar.