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Marta y su esposo, Miguel decidieron que el 2010 era un buen momento para comprar su casa. La joven pareja de profesionales universitarios había alquilado por dos años, pero ahora pensaban en tener un hijo y darle un mejor futuro. Gozaban de estabilidad laboral y, así ocurrió: el anhelado sueño se hizo realidad, buscaron financiamiento y engancharon su vivienda. Dejaron de alquilar y se mudaron a su nuevo hogar.
Pero, la alegría no duró mucho. Pasados tres años, Miguel perdió su trabajo y, Marta, aunque conservaba el suyo, ahora era la responsable de los gastos del hogar. Había un elemento más: el hijo que habían planificado llegó; para entonces, apenas era un bebé de tres meses cuando los fondos escasearon y pasó uno y otro, hasta 5 meses de deuda con el banco:
“ya no tuvimos el dinero para cumplir con los pagos de la casa”. Lo difícil fue volver a empezar: volvimos a alquilar.
Carol de Martínez, gerente del FHA, una entidad del Estado, descentralizada que facilita el acceso a la vivienda señala que las principales razones que llevan a las personas a perder sus viviendas son: desempleo, disminución de ingresos e incluso la desintegración familiar.
Por disminución de ingresos tenemos 32%, por pérdida de empleo 10% y 50% de personas que no logran ser localizadas por los bancos. Nosotros hacemos labor social, para explicarles cómo hacer una reestructura. En la mayoría de los casos las personas se niegan a recibir al visitador del FHA, la gente tiene miedo de acercarse al banco, porque piensan que le van a decir “entrégueme la casa”.
Con 5 cuotas atrasadas el banco inicia un proceso de demanda. En los juzgados el 90 % de los casos descritos pierden su casa; muchas personas ni siquiera se presentan a los juicios. El FHA paga anualmente a los bancos entre Q80 y 90 millones por seguros de hipotecas. La gerente del FHA, añade:
“Al no presentarse al remate, que es una parte del proceso judicial, el banco automático se adjudica la propiedad. Todavía falta firmar la escritura, luego deben adjudicar la propiedad al FHA, y después de eso el banco debe iniciar un proceso de desalojo. El FHA le puede pagar al banco hasta el momento en que recibimos la vivienda desocupada, nosotros no podemos desalojar, porque nosotros no dimos el crédito”.
Volvamos al caso de Marta y Miguel. En efecto ellos no lograron cubrir 5 cuotas y el banco les inició un proceso para el retiro de su vivienda. Pero esta pareja buscó salidas menos dolorosas:
En internet vimos que se podía vender el derecho de llave. Recordé que una amiga estaba interesada en adquirir una vivienda y tenía el dinero para comprarla de inmediato. Le comenté cuál era nuestra situación y le pareció favorable, porque teníamos tres años de estar pagándola, por lo tanto, el costo era mejor pues la plusvalía cada año aumenta.
Le llaman derecho de llave, en el cual traspasa la deuda a otra persona. Con esta transacción pudieron recuperar el enganche de Q45 mil, pero las cuotas mensuales de Q3 mil 800 que pagaron por tres años se perdieron: No se si fue para no sentirnos mal, no lo vimos como pérdida, lo vimos como que hubiéramos estado pagando el alquiler de la vivienda. Queríamos buscar una solución porque no queríamos manchar nuestro récord crediticio. Porque teníamos claro que lo queríamos volver a intentar.
Siete años después de aquella mala racha que les quitó su primera vivienda, lograron un nuevo crédito y tienen una nueva casa. “buscamos que contara con seguro de desempleo. Aplicamos los dos al crédito y mediante seguro, en caso de fallecimiento, la deuda queda con la mitad para el viviente.
En 2013, el año en que esta pareja perdió su casa, surgió el seguro por desempleo, pero en aquella ocasión para ellos fue demasiado tarde. Los seguros para proteger a las familias de estas pérdidas pueden elevar en 5% el valor inicial. La casa que esta pareja ya no pudo pagar tenía un costo de Q400 mil, pero en el FHA, registran casos de personas que perdieron casas que superan el millón y medio de quetzales.