Guatemala cumplió esta semana el primer mes bajo cuarentena. Aunque fue el 14 de marzo cuando el presidente Alejandro Giammattei anunció en cadena nacional las primeras medidas para frenar la expansión del coronavirus en el país, restricciones como la suspensión de clases y reuniones de más de 100 personas, lo más drástico vino después: cierre de centros comerciales y suspensión del transporte público, con lo cual paralizó la economía del país.
La esperanza de regresar a la normalidad la viven, con más intensidad, dos grupos de le economía: trabajadores y patronos.
La cadena nacional de cada domingo se convirtió ya en el programa dominical familiar: todos están pendientes de qué anunciará el presidente. La última transmisión Ejecutiva en el Canal de Gobierno en Facebook casi alcanzó 1 millón de televidentes.
Lorena Vásquez, representante de la Asociación para la Defensa de Bares y Restaurantes de la Antigua Guatemala, es una de las espectadoras y su esperanza es:
¡Qué nos diga que ya se terminó y que podemos abrir las puertas, ya queremos trabajar!
En la ciudad colonial, los arrendatarios de algunos negocios fueron solidarios con sus inquilinos y redujeron el pago de renta en 50% e incluso condonaron un mes, lo cual los empresarios agradecen; sin embargo, aún con los descuentos la crisis les ha pegado fuerte:
Los gastos continúan, pero no ingresos, tenemos que pagar luz, internet, teléfonos.
Nils Leporowski, el recién nombrado presidente del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF), en entrevista con Prensa Libre propuso al gobierno reabrir paulatinamente los comercios y anunció que presentarán un plan reactivación. ConCriterio solicitó una entrevista con el empresario para conocer la estrategia anunciada, pero al cierre de la nota no hubo respuesta.
Juan Pablo Carrasco, presidente de la Cámara de Comercio Guatemalteco Americana (Amcham), comparte la idea de que se reactiven algunos segmentos productivos; aunque está consciente de que los casos de covid-19 siguen en aumento:
Esa decisión va a depender de cómo vaya avanzando la enfermedad y con base a eso, esperamos que se dé una apertura paulatina de la economía; nosotros apoyamos lo que el Presidente ha decidido hacer, lo único que decimos es que se tomen medidas emergentes en la economía, como se ha hecho en salud.
En la zona uno, a una cuadra de la casa presidencial se ubica Rayuela, un pequeño bar y restaurante que en el último mes debió -como muchos- cerrar sus puertas debido a que su actividad empieza a la hora del toque de queda. Byron Vásquez, propietario, es también uno de los miles de espectadores de los mensajes presidenciales de los domingos. Sus sentimientos son encontrados:
A nosotros nos ayudaría mucho que levantaran las restricciones -pensando en el negocio- pero creemos que no es momento de deponer las medidas, porque la gente se va a relajar y van a empezar a salir y se va a volver un desastre eso.
La representante de negocios de Antigua Guatemala agregó que ante una eventual flexibilidad serán más cuidadosos:
Cuando el Presidente anunció lo de las primeras medidas -de solo 100 personas- empezamos a tomar medidas de sanidad y si nos dieran oportunidad de reabrir y aumentar la seguridad sanitaria, lo vamos a hacer.
No obstante, el daño está hecho, dice el presidente de Amcham:
La recuperación va a ser lenta, pero segura. Si se reabriera el 100% el día de mañana, la recuperación va a ser lenta. El problema es qué empresas van a poder sobrevivir, manteniendo salarios y costos y mientras más tiempo pase, hay más riego de algunos quiebren.
Pero esta semana, los empresarios no debieron esperar hasta el domingo. El miércoles el presidente Giammattei, mandó un mensaje:
Para aquellos que quieran que levante las restricciones, el costo es 10 mil 700 vidas de guatemaltecos perdidas en los próximos meses. No lo vamos a hacer, hemos trabajado muy fuertemente para contener esta enfermedad.
Hasta este jueves el gobierno reportó 214 casos positivos, 21 recuperados y 7 fallecidos.