Guatemala no es ajena a la escasez mundial de microchip, los cuales se utilizan para el funcionamiento de electrodomésticos y equipos inteligentes, pero también son indispensables en algunos vehículos, por lo que importadores de automóviles nuevos y usados han visto repercusiones en sus mercados.
La escasez de microchips ha hecho que en otros países se paralice la fabricación de automóviles de diferentes marcas y por consiguiente la venta mundial, después de que su fabricación se concentrara en electrodomésticos, teléfonos, ordenadores y equipos de oficina para trabajar en casa durante el confinamiento por la pandemia del covid-19.
Nelson Escalante, presidente de la Federación de Importadores y Vendedores de automóviles, indica que a raíz de la falta de vehículos nuevos se ha pensado que aumentará la venta de usados, sin embargo, en las subastas efectuadas en Estados Unidos se venden más caros y eso repercutirá en los precios del mercado nacional y disminuirán las importaciones.
“El carro que antes costaba mil dólares en una subasta ahora cuesta 3 mil o hasta seis mil, sin incluir los impuestos. Otro problema es que en los catalizadores de los vehículos hay silicio, un mineral con el que fabrican los chips y por eso se los están robando, así los venden, eso nos perjudica en Guatemala.
Escalante dice que por ahora en Guatemala los vehículos están a precios cómodos, posiblemente porque los importadores necesitan cerrar esas ventas.
“En Estados Unidos no se puede comprar por los precios exagerados, vender para perder no es negocio. Lo que está en el mercado nacional ya se está acabando y a fin de año se va reflejar un incremento en el valor de los vehículos usados”.
Escalante refiere que la disposición de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) de no permitir la importación de vehículos de 7 años de antigüedad que no arrancan en la revisión de aduanas, también ha repercutido en su negocio, pues en ocasiones solo se trata de una batería en malas condiciones. La medida consta en el artículo 3 del acuerdo gubernativo 133-2012.
Hasta julio de este año la SAT reporta la importación de 24 mil 473 vehículos nuevos y 86 mil 403 usados. En 2020 fueron 27 mil 441 nuevos y 103 mil 575 usados.
David Juárez, vicepresidente de la Cámara Guatemalteca Coreana de Comercio, refiere que, la caída en la venta de vehículos a nivel mundial ya se refleja en los volúmenes de importación de vehículos nuevos.
“La restricción de horarios, si bien en Corea no fue tan marcado, afectó el tiempo de producción de microchips y las rutas desde Asia hacia América están sobrecargadas”.
En cuanto a los precios según Juárez, no se han tenido variaciones. A decir de Juan Carlos Paíz, empresario que ha sido el Comisionado Presidencial ad-honorem para los programas de Competitividad e Inversión, con la escasez de microchips se encarecerán varios productos que dependen de estos dispositivos y porque se atrasará hasta por cuatro meses el envió de otras materias primas por vía marítima ante la demanda mundial de envíos.
“China es un jugador importante en el mercado de abastecimiento y los fletes de ese país van a costar hasta 20 mil dólares cuando antes costaban mil”.
Para Jean Pierre Devaux Silva, director ejecutivo de la Asociación e Importadores y Distribuidores de Vehículos Automotores (Aidva) no se afectaron severamente las ventas, más que solo por el tiempo de entrega, pues tienen un promedio de tres mil vehículos vendidos mensualmente durante este año y previo a la pandemia fueron de 29 mil a 33 mil anuales.
“Se ha desfavorecido en el sentido de disponibilidad inmediata de mecanismos inteligentes como las pantallas GPS, computación a bordo pero se va normalizar cuando se cumpla la demanda de microchip”.
La estabilidad, según Devaux, se debe a que muchos prefieren comprar un vehículo para ir solos, y no todos los automóviles usan microchip, especialmente los vehículos de trabajo como la paneles y los pickups que no requieren una «pantalla digital», lo cuales se han vendido más durante la pandemia para la entrega de encomiendas.