Hay dos decisiones recientes del presidente estadounidense Joe Biden que marcarán la dinámica de las relaciones entre Estados Unidos y Guatemala en el corto plazo. El fin de semana, el anuncio oficial de que la Unión Americana da por terminado el Acuerdo de Tercer País Seguro que firmó con Guatemala, El Salvador y Honduras generó de inmediato reacciones positivas en el país.
Aunque los cambios tomarán su tiempo, señalan los expertos. Los resultados, por ejemplo, de un grupo de trabajo para reunir a las familias separadas en las fronteras. tardarán en llegar, dice Giovanni Bautista, editor de la revista digital La Voz del Inmigrante:
“La actitud en la frontera sigue igual, nada ha cambiado a como estaba en la anterior administración, sigue cerrada la frontera. Es algo que el mismo presidente Biden, antes de firmar las órdenes, dijo que tomaría un tiempo. Todavía no se ha dado a conocer quiénes forman parte del grupo de trabajo y cómo van a trabajar. Biden dijo que muchas de las medidas del anterior presidente iban a tomar 6 meses revertirlas. Es algo que está empezando, hay mucho entusiasmo en la comunidad de que pueda haber un cambio real para la comunidad indocumentada.”
La política Tolerancia Cero de Donald Trump separó a unas de 4 mil familias entre julio del 2017 y junio del 2018. Hoy, 611 niños siguen sin ser unificados, según un informe de la Corte del Distrito del Sur de California publicado el 13 de enero del presente año.
En el mismo documento, el gobierno estadounidense expuso que no han podido ubicar a las familias por 3 razones:
- Los padres de 392 niños ya fueron deportados.
- En 201 casos se cree que los padres están en el territorio estadounidense, pero no han podido ser ubicados.
- El gobierno no proporcionó, en 18 casos, los números de teléfono ni de los padres, ni del niño ni del abogado.
En Guatemala, un grupo de organizaciones en coordinación con la ONG estadounidense, Justice In Motion, intentan ubicar a los familiares deportados.
Marco Antonio Garavito, director de la Liga de Higiene Mental, reconoce la medida, pero también que hay efectos que no se van a poder subsanar:
“Yo tengo décadas de trabajar en la búsqueda de niños separados de sus familias por la guerra y los fenómenos son bastante similares. La figura familiar, en el contexto social nuestro, se supone que esta para acompañar y cuidar a los que están pequeños y cuando esto se rompe hay una cuestión muy traumática para los patojos. Hay un factor de miedo, de temor y luego está el tema de la identidad. Nosotros construimos nuestra identidad social en referencia a los otros y para los niños ‘los otros’ con mucha frecuencia es la propia familia, entonces, no se puede construir una realidad adecuada si ese referente de construcción no está.”
ConCriterio consultó a la Unión Americana de Libertades Civiles, el bufete estadounidense a cargo de la demanda colectiva contra el gobierno federal por la separación de familias, pero al cierre de esta nota no hubo respuesta. La cifra hasta noviembre del 2020 era de unos 340 menores connacionales.
ConCriterio consultó también al Ministerio de Relaciones Exteriores (Minex) sobre los esfuerzos y avances en la reunificación de familias, pero al cierre de esta nota no hubo respuesta.