fbpx
Guatemala: Doña Consuelo enloqueció
De tantas órdenes que le da a Doña Consuelo, ya sea de manera directa o por intermedio de su amigo Miguel Martínez, ya le crearon un trauma enorme, quizás una especie de esquizofrenia en la que está perdiendo contacto con la realidad nacional.
Publicado el 27 Nov 2023

Dicen que los martes en la noche, a esos de las once, sola en su casa, y con las cortinas de las ventanas bien bajas, pretende ser Cleopatra y se viste de blanco con los ojos muy maquillados. Los miércoles se pone otra corona y un vestido ampuloso, pues cree ser la Reina Elizabeth I de Inglaterra. Los jueves pretende hablar alemán y adopta el rol de la Emperatriz Sissi del Imperio austrohúngaro. Los viernes se viste con un sari y en un inglés tartamudeado se cree Indira Gandhi. Los sábados se coloca una tiara delicada, un vestido apretado y, con el rostro emblanquecido con polvo, juega a ser la Princesa Diana. Los domingos se unta el rostro y el cuerpo con pasta de zapatos café, obliga a su guardaespaldas más alto a hacer lo mismo, y se vuelve Michelle Obama. Los lunes se percata que es ella. Le entra una depre del demonio, dice a sus subalternos que estará en reuniones virtuales, pero se lo pasa en cama, entre múltiples lagrimeos.

Alejandro Giammattei es el titiritero hipócrita de dos caras que, por un lado, pretende facilitar, por un lado, la transición, mientras por el otro le da órdenes feroces a su jauría del Ministerio Público y ya ha instruido a sus designados en la Corte Suprema de Justicia para que la secunden… ¿O usted era tan ingenuo de creer que entre el Ejecutivo, el Congreso y la Corte Suprema de Justicia hay independencia de poderes y que el Ministerio Público era una institución con plena autonomía? Giammattei será recordado por los libros de historia como el presidente más nefasto que Guatemala haya tenido en su período democrático.

De tantas órdenes que le da a Doña Consuelo, ya sea de manera directa o por intermedio de su amigo Miguel Martínez, ya le crearon un trauma enorme, quizás una especie de esquizofrenia en la que está perdiendo contacto con la realidad nacional. Como la supuesta falsificación de firmas por Semilla no les funcionó, y solo lograron la suspensión temporal del partido. Se fumaron que Bernardo Arévalo estuvo implicado en las protestas que condujeron a la toma de USAC.  ¡Qué pócimas extasiantes se habrán fumado, quizás un coctel de drogas de las viejas y de las nuevas, para proceder con esa acusación, vaya usted a saber!

Y siendo muy «escrupulosa» con el cumplimiento de la ley, la Doña se pasó llevando la Constitución y asumo que también la Ley Orgánica del Organismo Legislativo y la Ley del Organismo Judicial, pues ordenó la investigación de Bernardo Arévalo por parte del INACIF cuando este, por ser diputado, goza de derecho de antejuicio, y ninguna investigación podía ser ordenada sin que antes se le quitara ese privilegio. Una barrabasada constitucional. Y eso sin mencionar la otra barrabasada constitucional de armar el caso contra Arévalo con base en tweets que este habría escrito, lo que viola el derecho humano fundamental de la libre emisión del pensamiento, y viola la Constitución Política una vez más, pues los diputados son irresponsables por las declaraciones que den. El artículo 161, inciso b comienza: «Irresponsabilidad por sus opiniones, por su iniciativa y por la manera de tratar los negocios públicos, en el desempeño de su cargo.»

Me sorprende muchísimo que los trabajadores del Ministerio Público le sigan a pies juntillas las órdenes a Doña Consuelo: no queda dignidad en algunos de ellos para que presenten su renuncia o para que al menos procedan como lo que en inglés se conoce como whisteblowers (no hay una traducción buena en español para esta palabra), que es cuando uno revela información sobre actividades que una organización privada o pública (el Ministerio Público en este caso) que se consideren inconstitucionales, ilegales, inmorales, ilícitas, o fraudulentas.

¡Qué lástima! Quizás en el pasado no había tanta cobardía. Aún recuerdo cuando siendo Secretario General de la Juventud de la Democracia Cristiana en el período de Vinicio Cerezo como presidente, un empleado de la Vicepresidencia de la República, me llegó a visitar y me dijo que el gobierno había autorizado que Alfonso Cabrera, candidato oficial para reemplazar a Cerezo, iba a distribuir el dinero que en ese entonces se daban a las cofradías del interior. Me dijo en qué municipios iban a comenzar y el día. Dado que a René de León Schlotter, Danilo Barrillas y yo, éramos los grandes enemigos de Cabrera, obviamente no me podía apersonar, pero dos amigos se hicieron pasar por periodistas, tomaron fotos de cuando los cheques se entregaban, y al día siguiente Prensa Libre, conmigo como denunciante, llevó una cobertura de una página de la descarada compra de votos. Ahí está esa página en los archivos de Prensa Libre y de la Hemeroteca Nacional. El empleado de la Vicepresidencia sabía que si él hacía la denuncia perdía su empleo, pero me facilitó la información clave para que yo pudiera investigar y hacer la denuncia correspondiente. Eso es whisteblowing.

Yo escribí siete artículos en Prensa Comunitaria después de la primera vuelta, dándole todo el apoyo a Bernardo Arévalo. Luego escribí dos en Con Criterio donde daba todo el respaldo a las protestas (manifestaciones, marchas, bocinazos, cacerolazos) pero criticaba los bloqueos como una violación a un derecho humano fundamental: la libre movilidad a lo interno de un país. Le criticaba a Arévalo su inacción en llamar al final de los bloqueos, pues él era, en ese momento, el único que tenía la autoridad moral en el país para pedir que terminaran.

A mi juicio, él cayó como abejorro en la tela de araña tendida por Giammattei. Le dio la razón a sus enemigos más recalcitrantes de que podía crear caos y paralizar el país. En pocas palabras, quemó mucho de su capital político, y por eso, al menos en las últimas semanas, ya no hay mención de bloqueos: la clase popular y la clase media fueron y serán siempre las más afectadas por los bloqueos. Los bloqueos no lograron nada, pues ni Doña Consuelo y los otros endemoniados renunciaron, ni Giammattei o el Congreso modificaron su accionar. Ahora, con un Arévalo desgastado, el Ministerio Público, por orden de Giammattei, lanza la nueva embestida bajo la excusa del supuesto respaldo de Arévalo a la toma de la USAC. Ojalá, sin embargo, que en esta segunda embestida, goce del respaldo pleno de la población. Las protestas, con la exclusión de los bloqueos, deben continuar, e incluso acrecentarse. Hasta el CACIF que hace un mes no tomaba posición clara, ha pedido que Arévalo tome posesión.

Como ejercicio final invito a los lectores a que jueguen con la familia, entre amigos, o incluso en Facebook o X el juego “Doña Consuelo enloqueció.” Se trata de imaginar que otros recursos inventará Doña Consuelo para evitar que Bernardo Arévalo asuma la presidencia. Aquí van mis diez especulaciones; los invito a hacer lo mismo:

Bernardo Arévalo…

  • Se pasó un semáforo en rojo;
  • Andaba con un zapato un poquito shuco;
  • Sacó a su perro a pasear sin correa;
  • La barba la tiene un poco dispareja;
  • Se pasó diez minutos en el parquímetro;
  • Es muy alto para el promedio guatemalteco;
  • Usa palabras no comunes en Guatemala como «deriva» autoritaria;
  • No le gustan los shucos del Liceo;
  • No va a misa todos los domingos;
  • Lo fotografiaron tomándose una botella que decía Coca… Cola.

¡Ah, y la gran depre que le entra a Doña Consuelo los lunes es porque se percata de que no es Cleopatra, ni la Reina Elizabeth I, ni la Emperatriz Sissi, ni Indira Gandhi, ni la Princesa Diana, ni Michelle Obama, sino que solo el títere de Alejandro Giammattei!

Pablo Rodas Martini
Pablo Rodas Martini

* Tiene un doctorado y una maestría por Queen Mary and Westfield College de la Universidad de Londres. Fue Economista Jefe del BCIE, y previamente Coordinador del Equipo Económico de ASIES. Escribió por muchos años para El Periódico, y de manera más ocasional para Prensa Libre. Desde hace 7 años reside en Varsovia, Polonia. En su juventud fue el líder la Juventud de la Democracia Cristiana Guatemalteca y previamente Bi-Campeón Nacional de Ajedrez de Guatemala.

Sobre Pablo Rodas Martini

* Tiene un doctorado y una maestría por Queen Mary and Westfield College de la Universidad de Londres. Fue Economista Jefe del BCIE, y previamente Coordinador del Equipo Económico de ASIES. Escribió por muchos años para El Periódico, y de manera más ocasional para Prensa Libre. Desde hace 7 años reside en Varsovia, Polonia. En su juventud fue el líder la Juventud de la Democracia Cristiana Guatemalteca y previamente Bi-Campeón Nacional de Ajedrez de Guatemala.