El paraíso a sus pies
¿Cuáles de los grandes sitios de Guatemala le hacen falta conocer?
Publicado el 11 Abr 2025

Pienso en el descanso de Semana Santa que arranca hoy y recuerdo con más alegría que nostalgia los grandes paseos que emprendíamos con mi esposa y mis hijos. En la Redacción a los reporteros les gustaba decir, con mucha sorna y escasa gracia, que yo no tomaba Semana sino Quincena Santa.

Dudo que haya un solo sitio de valor turístico en el país que hayamos dejado de visitar. Ni El Cimarrón, ese agujero redondo como luna llena, con un bosque prehistórico en sus profundidades, ni el museo de Estanzuela con sus esqueletos del Cuaternario. Mucho menos la Laguna Brava.

El Salto del Chilascó es la catarata a la cual más nos costó llegar, embadurnados de lodo hasta la cintura y supongo que por eso mis hijos valoran más ese hilo de agua que cae desde las alturas que las majestuosas cascadas de Las Conchas. A mí me gusta especialmente una diminuta caída, apenas un salto de agua a cuyos pies se forma una poza perfecta, entre los cafetales 5 kilómetros cuesta arriba de Takalik Abaj en El Asintal, Retalhuleu.

Todos Santos Cuchumatán lo conocimos en medio de la niebla y cosechamos rábanos en las faldas del volcán Zunil después de pasar por Las Aguas Georginas. Algún día un buen arquitecto y un equipo de paisajistas le rendirá honor a ese sitio con un diseño más apropiado.

Sigo creyendo que el atrio de Santiago Atitlán, con su cruz sobre piedra, puede rescatarse para devolverlo a su verdadero carácter que es el de pueblo mestizo tan tzutujil como colonial.

A Semuc Champey llegamos cuando sólo había una trocha por la que se deslizaban las llantas de los carros como en un resbaladero, hoy que ya existe una carretera bien pavimentada, la vida se le facilita a quienes deseen visitarlo. No lo desaproveche.

En Junal Yeh es impresionante ver que, diez metros después de nacer de entre las rocas, el río se ha convertido ya en un caudal considerable al cual puede usted lanzarse desde una garrucha.

Las Bocas del Polochic constituyen uno de los sitios más fascinantes donde se encuentra el río con el lago de Izabal en medio de una vegetación de espesura. Inmensos sábalos nadan en esas aguas.

El Usumacinta lo remite a uno a la idea de la inmensa y verde selva. Pero La Pasión, a la altura de Petex Batún, y con el ascenso a pie hasta Aguateka, es el destino arqueológico más peliculesco de todos los existentes. Más que Yaxhá, pese a que desde los templos pueden verse las lagunas y una isla, Topoxté, poblada por lagartos. Más que El Mirador con sus frisos de Hunapú e Ixbalqué o la pirámide de La Danta.

A mí me gusta especialmente Uaxactún, por la idea de un sitio habitado ininterrumpida en el territorio de Guatemala a lo largo de los últimos tres mil años. Me gusta que los aldeanos salgan de cacería y coman pavo de monte o faisán sin hacer grandes aspavientos.

No he probado mejores piguas que las de El Remate en el Petén Itzá. Ni mejores tayuyos que los se comen junto al parque de San Juan Chamelco. El mejor cordero, sin adobos ni polvo de consomé, se come entre negras tortillas calientes en la cumbre de Los Cuchumatanes.

A mis hijos les gustó mucho Acul, en Quiché y comieron boxboles por primera vez en el parque de Nebaj.

Ahora sí ya me dio envidia de pensar que esta Semana Santa usted podrá subir a la cumbre del Ipala para ver su laguna o al Chicabal a ver los altares de flores y candelas o podrá bañarse en la laguna de Ayarza.

Qué tenga el mejor descanso. Que recargue fuerzas. Que vuelva el lunes de Pascua muy contento.

 

Juan Luis Font

33 años de hacer periodismo, reportear, conducir, fundar y dirigir medios.

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Sobre Juan Luis Font

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