Una conversación con el Presidente
La plática que no se ha dado a año y medio de su Presidencia. Y la que me gustaría tener.
Publicado el 25 Jul 2025

Si yo tuviera ocasión de hablar con el presidente Bernardo Arévalo me gustaría -más que cuestionarle sobre la falta de ejecución de obra vial o la ausencia de un proyecto para construir un auténtico sistema de servicio civil o razonar respecto a los magros resultados en la lucha contra la desnutrición crónica, que todos son temas relevantes-, querría hablar con él sobre el presente y el futuro de la democracia en Guatemala.

Me gustaría hablar del riesgo del autoritarismo como una herramienta para prolongar el orden social en este país tan profundamente injusto.

Su gobierno ciertamente es democrático. Formalmente democrático. Pero me gustaría preguntarle, ¿es leal con la democracia un Presidente que gobierna mientras se derruye el sistema electoral que le permitió alcanzar el poder? Los enemigos de la democracia han embestido este sistema electoral con todo su poder y él, como líder de un país que por segunda vez en su historia republicana había logrado crear un mecanismo respetado por todos para lograr el traspaso del gobierno sin necesidad de guerras ni golpes de Estado ni cuartelazos ni magnicidios, simplemente observa su destrucción sin levantar la voz sobre las consecuencias trascendentales de estas acciones. Socavan el sistema. Y nosotros tan panchos.

Supongo que el Presidente me ofrecería una elaborada teorización sobre su voluntad respetuosa de no intervenir  en lo que hacen otros actores institucionales en sus respectivas áreas. Una reformulación del  “cada mico en su columpio” pero, ¿de verdad, se puede gobernar con fidelidad a la Constitución y a la historia del país y callar ante los despropósitos más graves?

Entiendo bien su temor respecto a que entre la Corte de Constitucionalidad y el Ministero Público le mantienen amenazado con sacarlo del cargo, pero, ¿no merece acaso este mismo hecho que el gobernante le hable a su población sobre los riesgos de permitir que se secuestre el poder Ejecutivo  y la democracia?

Me gustaría saber qué trascendencia le atribuye Bernardo Arévalo al encarcelamiento bajo acusaciones de terrorismo y asociación para delinquir a los dirigentes de los 48 Cantones. ¿Siente que ha sido, no digo leal con ellos, sino coherente con la aspiración de mantener la unidad territorial de este país mestizo e indígena, la unidad nacional, al no advertir a los ciudadanos sobre lo que expresa ese encarcelamiento? ¿Ve detrás de esas acciones el arraigado pensamiento neocolonial guatemalteco? Y de ser así, ¿por qué no le habla al pueblo al respecto? ¿Por prudencia?

Yo quisiera entender por qué se ha mostrado tan displicente, tan indiferente, una vez que llegó al poder, con la terrible injusticia que supone que fiscales, jueces y magistrados -servidores públicos- empeñados en castigar la corrupción con todos los errores e insuficiencias que puedan atribuírseles, se mantengan perseguidos sin expresar la menor voluntad de aliviar los daños hacia ellos. El sistema democrático, con Bernardo Arévalo al frente, es indiferente ante estos daños. Y quisiera saber ¿por qué? Le preguntaría si es que teme hacer enojar a quienes se sienten ofendidos por la acción de estos operadores de justicia. Y entonces me gustaría saber si ¿tiene sentido gobernar en esas circunstancias de tanta contradicción con su propia fe democrática y tanta incoherencia con sus ideas?

Me gustaría saber si, pese al miedo tras la destrucción tejido social que trajo la guerra interna (fueron valientes los constituyentes, hay que admitirlo) se siente a la altura de las necesidades de defensa de la democracia.

Le preguntaría si al final estará contento con que su mayor logro, a costa de silencios y omisiones, sea terminar el periodo constitucional de gobierno y entregarle la banda y el poder a quien los corruptos y los privilegiados prefieran.

Juan Luis Font

33 años de hacer periodismo, reportear, conducir, fundar y dirigir medios.

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