“Nosotros no estamos acostumbrados a que mi papá diga que le duele algo, pero dos semanas después de solicitar el ingreso, este fue aprobado”.
Es la voz de Benedicto Lucas López, quien habla de su padre, el general Manuel Benedicto Lucas García, uno de los cuatro militares contra quienes el Ministerio Público (MP) solicitó una pena de 90 años de cárcel, acusados como responsables de la desaparición del adolescente Marco Antonio Molina Theissen en 1981, y de las torturas y violaciones Emma Guadalupe Molina Theissen.
“Hemos pedido la pena de 30 años por el delito contra deberes de humanidad; 20 años por violación con agravación de la pena y 40 años por el delito de desaparición forzada”.
Alejandro Rodríguez, abogado de Emma Theissen, quien desmenuza la solicitud de los querellantes. El veredicto del juzgado no es el único que Lucas García espera. En mayo cumple nueve meses de estar hospitalizado en el Centro Médico Militar (CMM) y en ese tiempo, el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) ha practicado cinco chequeos por distintos procedimientos médicos en su columna y en el colon.
El suplicio de Lucas García comenzó en agosto de 2017 con un dolor en la espalda.
“Ni le dejaba comer”, dice su hijo.
Mirna Zeledón, encargada de comunicación social del Inacif, explicó que en 2017, antes de su ingreso al hospital, le hicieron dos chequeos médicos, a petición del Juzgado de Primera Instancia de Mayor Riesgo. Solo días después de ser ingresado, fue operado de una hernia discal.
Y dos meses más tarde, en octubre de 2017, fue operado del colon. Tal intervención se ha repetido tres veces más. La última hace 10 días. El diagnóstico médico es reservado hasta ahora. Lucas López asegura que la salud de su padre ha sido verificada por el Inacif, a petición del juez, para certificar que el General no se ha hospitalizado para evitar las audiencias. Y de hecho, participa en ellas, según explica el abogado de los querellantes:
“De momento lo que se está haciendo es videoconferencia, de tal manera que él ha estado participando en todo el proceso”.
El último examen fue solicitado por el Tribunal de Sentencia esta misma semana, cuando la Fiscalía de Derechos Humanos del MP hizo la solicitud de condena ante el Tribunal C de Mayor Riesgo.
Para Rodríguez, que Lucas García esté en esas condiciones, a sus 85 años, no es razón para pensar en una condena menor.
“Las penas están hechas en función de la prevención general. Estos actos son incorrectos y son los crímenes más graves que pueden cometerse. Aquellos que cometen este tipo de crímenes deben sufrir las consecuencias”.
Lucas García, por su parte, guarda silencio en medio de su juicio. “Si por mi papá fuera, él quisiera estar dando siempre declaraciones” … pero no es así y el hijo explica que el defensor decidió mantener las declaraciones limitadas al proceso judicial y no en los medios de comunicación, pues creen que les han afectado con opiniones sesgadas y tendenciosas.
El antiguo jefe del Estado Mayor Presidencial de Guatemala entre 1978 y 1982, legendario jefe de la guerra contrainsurgente, fue detenido el 6 de enero de 2016, acusado junto con otros 4 oficiales en retiro, como autor de la desaparición forzada de Molina Theissen, apenas un chico de 14 años, que fue secuestrado de su casa y en presencia de su madre. La hermana del adolescente apenas había escapado de su cautiverio en una base militar donde fue violada y torturada.
“Y si me mandan a la cárcel, con mucho gusto también”, dijo el militar en una entrevista con la revista ContraPoder en 2013. El futuro cercano de Lucas García dependerá de dos resultados próximos a conocerse: el dictado por el Tribunal C de Mayor Riesgo y el que se obtenga a partir del examen médico de este lunes.