Previo a la pandemia en 2019, Marisela Soto, estudiante de 24 años en ingeniería industrial, acudía a su cita mensual para dar seguimiento a su tratamiento de ortodoncia en una clínica en las afueras de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), zona 12. Su sorpresa fue que la última vez que acudió en noviembre de 2021, aumentaron “radicalmente” los costos para su tratamiento, el cual debió postergar.
«Yo iba con ella por ajuste de brackets dentales cada mes, me trabajaba limpieza y quedamos que cada mes me haría un relleno. Fui con ella porque sus costos eran cómodos, me cobrara Q200 la consulta por ajuste de brackets; por cada relleno Q250; y cuando era necesario solo me cobraba Q100 adicionales por limpieza. La última vez que fui, al salir me asusté porque ya me cobró Q300 de consulta, por el relleno Q350 y por la limpieza Q250. Desde allí decidí ya no ir, me pasé con otro dentista, pero los costos ya eran similares. Ahora no puedo acudir porque no tengo trabajo».
Si bien las olas de covid-19 no dan tregua en el país, la población en general trata de acostumbrarse y ha retornado a sus actividades normalmente. No obstante, hay sectores laborales profesionales que han tenido dificultad para adaptarse a la nueva realidad económica. Y ese es el caso de los odontólogos, una profesión riesgosa que implica contacto directo con el paciente.
La odontóloga Velvet Gutiérrez de la clínica Mis Dentistas, ubicada en la colonia Tikal 3, zona 7, coincide en que deben aplicar nuevos métodos de esterilización.
«Lo que varió fue la utilización de más guantes y batas. Al inicio de la pandemia se utilizaban pantalones, zapatones, máscara de plástico, doble o hasta triple mascarilla quirúrgica o una mascarilla N95 por cada paciente. Eso nos generó que se aumentaran los precios para nosotros».
Gutiérrez dice que no han incrementado costos por servicio, pues a la vez intentan mantener la asistencia de sus pacientes.
«El que se ha visto perjudicado es el dentista, porque hemos trabajado lo mismo solo que gastando más. Utilizamos equipos sanitarios, pero los hemos reducido, ahora solo usamos la bata quirúrgica que es desechable para no contaminar al paciente, pero ya no usamos trajes completos ni los zapatones porque nos dimos cuenta que el virus no es tan difícil de manejar. Hace unos meses se había comenzado a mejorar la situación, pero ahorita con la quinta ola si hay reducción de pacientes porque nos llaman que están contagiados y no pueden acudir».
Otras personas, según Gutiérrez, dicen que no han podido llegar por no contar con una fuente fija de ingresos y sus citas se perdieron por tiempo indefinido.
Carlos Hernández, exsecretario del Tribunal de Honor del Colegio Estomatológico y empresario Odontológico, afirma que entre un 15% y 18% de sus colegas tienen dificultades económicas y cerraron sus clínicas.
«En nuestras clínicas, tratamos de mantener precios para no lastimar a los clientes a pesar de que los costos de los insumos se ha incrementado en un 100%. Una caja de guantes que costaba Q35 antes de la pandemia ahora cuesta Q105″.En el caso de nuestras clínicas, durante esta quinta ola de contagios, el porcentaje de pacientes que ya no llegan se ha reducido en un 35% o 40%».
No obstante las mascarillas N95 que tenían un costo de hasta Q50 por unidad en los primeros meses de pandemia, ahora se adquiere a Q10 o Q15 la caja de 10 unidades.
Hernández afirma que durante el 2020, cuando fungió como secretario de dicho tribunal, fallecieron un promedio de 2 o 3 odontólogos por mes.
Ernesto Villagrán, catedrático de la Facultad de Odontología de la USAC y expresidente del Colegio Estomatológico, dijo en 2020 al diario digital La Hora que entre un 85 y 90 por ciento de odontólogos que trabaja en Guatemala, dependen del funcionamiento de su clínica para sostener sus gastos y no están cubiertos por el Seguro Social.
Según Villagrán, hay más de 4 mil colegiados y de estos 2 mil 100 son activos, esto quiere decir que pagan sus cuotas y que legalmente pueden trabajar, mientras el resto no tiene sus colegiaturas al día.