El oficialismo, en el Congreso de la República, parece quedarse solo en vísperas del próximo proceso electoral, sus aliados marcan aparente distancia y generan críticas para desvincularse, pero hay una estrategia: el partido oficial se asegura de contar con los votos necesarios en temas que le interesan y es ahí cuando vuelve una porción de los que dicen alejarse.
Samuel Pérez, diputado del Bloque Semilla, cree que el distanciamiento solo es mediático y que el apoyo en votos se mantiene:
“A mí me parece que diputados el Unionismo, por ejemplo, que son irrelevante en términos de mayorías ya que son tres diputados, han tenido un distanciamiento desde el momento que se eligió la Junta Directiva que hoy dirige el Congreso -incluso en ocasiones votan a favor del régimen-, pero han tenido expresiones de denuncia con los préstamos, que no lo hace el resto del oficialismo. Y vemos a grupos de diputados de Sandra Torres y Zury Ríos, diciendo que se están peleando con el oficialismo, pero no hay una pugna real que se vea expresada en votaciones: siguen teniendo más de 107 votos para pasar lo que se les da la gana”.
El oficialismo ganó 17 curules en las pasadas elecciones, pero en los primeros meses del poder logró consolidar una fuerte alianza que ha logrado el apoyo de unos 120 de 160 diputados de los bloques:
- Unionistas
- UCN
- Valor
- Viva
- FCN
- TODOS
- Podemos
- Creo
- Prosperidad Ciudadana
- BIEN
- Humanistas
- PAN
- UNE
La UNE es el bloque que más diputados aporta, Óscar Arqueta, de la facción contraria a Sandra Torres, dice que suman 32 los congresistas de Torres, que se aliaron al oficialismo:
“inicialmente era un grupo reducido de 12, luego subió a 15 y se ha incrementado a 32 y eso se debe a las herramientas que pose el ejecutivo para alinear sus intereses. Lo que estamos viendo es un presidente que ha tenido la capacidad de acumular mucho poder y a pesar de intento de separación de diferentes bloques los han mantenido dentro de la alianza”.
La estrategia de algunos diputados es ausentarse en ciertas aprobaciones en el Congreso o, aunque estén presentes, no emiten voto, como el caso de los diputados de VALOR, que en una sesión de mayo de este año, cuando se aprobó un préstamos por US$500 millones y se hizo ampliación de Q3 millardos, dijeron vía chat a este reportero que su voto sería en contra, pero lo que hicieron fue no votar. Lo mismo hacen los diputados de la UNE, contrarios a Torres, y el congresista Argueta, justifica:
“Porque también entrar participar y votar es legitimar el actuar de ellos”.
Los puntos que generan más reproche es la aprobación de préstamos, el incremento al techo del presupuesto y la falta de elección de jueces y magistrado de la Corte Suprema de Justicia. Manfredo Marroquín, fundador de Acción Ciudadana, una ONG de fiscalización del Estado, comenta:
Yo diría que esta alianza se encargó de enterrar la democracia en Guatemala, hoy ya solo quedamos con una fachada: las instituciones están capturadas y esa alianza en su juego perverso electoral lo que pretenden es aparentar es otra cosa siendo exactamente lo mismo.
Solo en noviembre 2021 la indignación social logró que los diputados dieran marcha atrás en la aprobación del presupuesto 2022, que se votó de madrugada y sin discusión, y pasó de Q105 a Q106 millardos. En aquel momento el diputado Sergio Arana de TODOS, rechazaba la crítica de la oposición:
“no queremos agarrar el Congreso como una tarima, hoy sí lo logramos, miremos la votación en la redacción final y veamos si apoyan o no al pueblo”.
Y más tarde la directiva dirigida por Allan Rodríguez, dijo:
“Pese a que hemos cumplido con nuestro deber con la finalidad de mantener la gobernabilidad hemos acordado suspender el tramite del presupuesto para el periodo de 2022”.