Imagen: Bomberos Municipales
En el día de la Revolución piense de otro modo en lo ocurrido ayer con el grupo de presuntos antiguos combatientes militares que reclaman una indemnización del Estado por su papel en la guerra.
Procure pensarlo sin asomarse al sesgo de calificar el papel que ellos jugaron. Véalos como lo que son hoy. Un grupo significativo de guatemaltecos frustrados.
Una multitud a la cual el sistema, por el que pelearon -les llaman héroes los mayores beneficiarios de su sacrificio y les ofrecen a cada tanto una paga compensatoria-, pero que a ellos no les proporciona satisfacción. Son pobres. Como aquellos a los que combatieron.
No se diferencian mucho a otros tantos millones de personas que mal viven en hogares con menos de Q3 mil o siquiera Q1,500 al mes.
¿Les recrimina usted que hayan recurrido a una protesta violenta para reclamar lo que les prometen a cada tanto? Piense en lo que haría si se burlaran de usted con tanto descaro los gobernantes que piden su voto en la campaña y luego, mientras ellos se enriquecen y reparten los fondos públicos entre sus amigotes, les ignoran. Piense en los diputados que cobran por oprimir un botón y acumulan fortuna con los fondos del Ministerio de Comunicaciones y los de los Consejos de Desarrollo. Con impunidad garantizada, además, porque la Fiscalía ni las Cortes están dispuestas a frenar por un momento sus andanzas.
Piense en la incapacidad / total desinterés de los gobernantes, uno tras otro, para garantizar alguna prosperidad siquiera futura, vía educación pública de calidad. O al menos salud curativa, no digamos preventiva. Piense en no tener ni una mísera pensión en la cual confiar su futuro.
Piense en un sistema que no ofrece oportunidad real para que otros segmentos de población, que no sean los ya privilegiados, acumulen capital.
Y piense en las celebraciones frecuentes por la buena marcha de la economía, estimulada sobre todo por quienes, a diferencia de los antiguos combatientes de la guerra, no queman edificios públicos sino se lanzan a migrar y envían su aporte cada mes para hacer de esta economía de servicios y consumo que favorece a unos pocos.
¿No estaría usted como para prenderle fuego a algo?