Desde el comienzo de su mandato, el gobierno enfrenta un evidente desafío en cuanto a la falta de apoyo popular. Las encuestas publicadas a finales de 2023 mostraban una mayor apreciación por algunos movimientos indígenas que por el partido SEMILLA, o por el mismo presidente. Esta falta de popularidad se ha intensificado desde 2024, al punto que algunas encuestas no se han publicado debido a los bajos niveles de aceptación presidencial. Hablar de un 20% de apoyo actual, en contraste con el 80% al asumir el poder, no sería una exageración, ni mucho menos un error.
Ante esta coyuntura, el gobierno pareciera haber buscado construir una red internacional de apoyo que le brinde estabilidad ante los desafíos internos, tanto judiciales como políticos. Aunque la persecución judicial es una realidad, también lo es la inacción gubernamental, lo cual genera una percepción de deuda con el ciudadano en términos de gestión pública.
Para consolidar este apoyo internacional, se han adoptado varias estrategias. Por ejemplo, la Procuraduría General de la Nación (PGN) solicitó respuestas a la CIDH sobre temas relacionados con la democracia, lo que ofrece al gobierno un anclaje para su actuar. Además, se logró el respaldo del G-13, y sus embajadores, quienes visitaron a detenidos en prisión, evidenciando un sistema persecutorio. Otras acciones incluyen la visita de la Relatora Especial de la ONU sobre la independencia de magistrados y abogados, seguida por un informe crítico del sistema judicial, y la visita de la presidenta de la CIDH. También destacan ciertas acciones de diputados afines al gobierno, como Sonia Gutiérrez, en la CIDH, denunciando la persecución política y criminalización de autoridades indígenas. El intento fallido de colocar a una guatemalteca, exiliada en EE. UU., como secretaria adjunta de la OEA y la visita del jefe de la comisión de supervisión electoral de la UE son actuaciones adicionales por reforzar la imagen internacional. Además, el acercamiento a EE. UU. es evidente no solo en la participación de militares norteamericanos en la construcción de infraestructura estratégica, sino también las visitas a Taiwán y Japón realizadas por el presidente.
Este entramado internacional permite cierta gobernabilidad, aunque no es suficiente para construir un suficiente respaldo popular interno, una preocupación a la que también se ha intentado prestar atención, pero sin grandes resultados. Para ello, se han incrementado las subvenciones en sectores clave, como el energético, incremento salarial a los maestros – el gremio docente es el mayor sindicato nacional – y también el apoyo económico a las víctimas de accidentes de tráfico. Sin embargo, estas medidas parecen no haber logrado la dependencia y el apoyo deseados.
Los problemas persistentes, como la falta de acción eficaz del gobierno, el aumento de la inseguridad y un desarrollo económico insuficiente, que afecta directamente a la población, son barreras significativas que impiden mejorar la imagen gubernamental. A esto se suma la división interna dentro del partido SEMILLA, que dispersa los esfuerzos y complica todavía más el necesario soporte.
El apoyo internacional es necesario para toda acción política profunda, particularmente en un mundo globalizado. Sin embargo, no pasa de ser un anclaje necesario que refuerza el doméstico, y es en este espacio interno en el que el gobierno no termina de generar credibilidad, pero tampoco la necesaria pasión social que lo sustente. La disputa pública entre el presidente y la vicepresidenta y la construcción de un nuevo partido por diputados que confronta la pasividad presidencial, son elementos suficientes para que se disipen las esperanzas por recuperar el rumbo y la popularidad necesaria.
¿Será que en momentos duros, como los que se vienen, esos anclajes políticos serán suficientes?
Ideas claras, proyectos concretos y carácter decidido es lo que pide el votante, y aquí falta todo eso, aunque sobran excusas.
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