Pan para hoy, pacto para mañana
En esta legislatura, más que votar por convicción, se vota por prevención: para que el adversario no llegue. En este caso, la elección de la nueva directiva no fue una excepción.
Publicado el 07 Nov 2025

Costó, pero al fin lo lograron. Ya se sabe que “no hay mal que cien años dure”, aunque en esta región, muchos males suelen sobrepasar ese límite temporal. Los diputados, después de semanas de teatro político y de cuchicheos en los pasillos, se pusieron de acuerdo y eligieron una nueva junta directiva para 2026.

El milagro político obtuvo 149 votos a favor, con apenas unos pocos en contra y un puñado de ausentes. En cualquier democracia madura, semejante cantidad proyectaría una legitimidad incuestionable; en la nuestra, invita más bien a sospechar qué se negoció para alcanzar dicho resultado tan sospechosamente alegre.

De los nueve integrantes de la directiva, ocho partidos están representados, algo tan raro como ver trabajar a un funcionario. Nadie en su sano juicio puede creer que se trate de una coincidencia. Fue la única planilla presentada y se aprobó en un abrir y cerrar de ojos, como si el reloj marcara la hora de salvar el pellejo.

La conclusión es obvia: metieron a todos para que nadie hiciera ruido. La fórmula del consenso por cansancio funcionó. Y no por casualidad: las presiones externas —de los de siempre— apretaban.

Se pudo ver incluso a dos exembajadores muy activos en redes sociales, impulsando el acompañamiento internacional que el oficialismo tanto necesita. Ya se sabe: a falta de pan (apoyo interno), buenas son tortas (apoyo externo). Claro que otro refrán se ajusta mejor a la ocasión: pan para hoy y hambre para mañana.

Los oficialistas, o al menos los pocos que aún celebran algo, intentaron vender la elección como un triunfo de madurez política. Hubo fotos sonrientes (no se si de esas de Q30,000 al mes), declaraciones sobre “unidad nacional” y hasta tuits creativos. Los más entusiastas olvidan —porque la memoria política es corta y selectiva— que algo similar ocurrió en enero de 2024, cuando todos aplaudieron la elección de otra directiva, y que el entusiasmo duró menos que una promesa en campaña. Lo mismo pasó meses después, con la elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia: se vendió como un “éxito institucional”, y en cuestión de semanas ya se hablaba de desengaños.

En esta legislatura, más que votar por convicción, se vota por prevención: para que el adversario no llegue. En este caso, la elección de la nueva directiva no fue una excepción. Fue un voto con el freno de mano puesto.

Cuando el temporal cese y las aguas se calmen, empezará la verdadera obra de ingeniería política: tejer la telaraña de alianzas, favores y el presupuesto 2026 que definirá el próximo año legislativo y electoral.

Los ingenuos creen que el pacto ya está cerrado, que todo está resuelto. Pobres. En realidad, lo que acaban de ver es solo el ensayo general de un reparto más grande, el que se cocinará cuando lleguen las discusiones pendientes y que de verdad tienen valor. Allí es donde los hilos se tensan, los silencios pesan y los votos se cotizan mejor.

Porque en este Congreso nadie da puntada sin hilo. Y los que hoy aparecen tomados del brazo o compartiendo sonrisas en torno a una mesa, mañana se tirarán los trastos en el pleno, mientras reparten lo que queda del pastel. Pero, por ahora, que nadie se engañe: no fue un acto de consenso ni de madurez, sino de conveniencia pura y dura, maquillada con discursos de estabilidad.

La nueva directiva no simboliza unión; simboliza supervivencia. Y eso, en política, dura lo mismo que un pez de hielo en un whisky on the rocks —Sabina, siempre sabio en estas lides de la desilusión elegante—.

Aún así, hay quienes se lo han creído todo. Se abrazan, se felicitan y viven una especie de euforia transitoria, que justifica cualquier cosa. Ya despertarán, y cuando llegue la resaca del desencanto descubrirán que el cuchillo de la frustración se clava más hondo cuando uno insiste en tropezar con la misma piedra.

Porque, al final, hay quienes nunca aprenden…

miradorprensa@gmail.com

Pedro Trujillo
Pedro Trujillo

Socio fundador de ConCriterio, S.A., empresa de generación de contenidos periodísticos. Profesor universitario y conductor de radio y TV

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Sobre Pedro Trujillo

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