Yo me avergüenzo ¿Y tú?
Desde el Presidente hasta el empresario de las camionetas han callado o lamentado, pero no asumido la responsabilidad política, civil o penal que les correspondería.
Publicado el 14 Feb 2025

El accidente del bus de transporte extraurbano, en el que fallecieron 54 personas, desnuda el sistema, pero también a instituciones y ciertas personas.

No es aceptable que un vehículo de treinta años de antigüedad se utilice para transporte colectivo ¿Cuántos escolares van subidos diariamente a esos ataúdes rodantes? Mucho menos que sea pilotado por un joven de veinticuatro años, con licencia del 2023 y sin ser la adecuada para manejar ese tipo de vehículos.

Ese cúmulo de irregularidades no es casual, sino que ocurre por negligencia de muchos que están en la línea de control para que esas cosas no ocurran. Ni la PMT de los municipios por los que circulan los buses, que deberían parar y verificarlos; tampoco la PNC de tránsito, ni PROVIAL, que tendría que hacer lo propio; el alcalde capitalino, que permite que ingresen los buses extraurbanos, circulen, paren y compliquen el tráfico, porque no ha sido capaz de establecer un adecuado sistema de transporte; las autoridades de la Dirección General de Transportes, incapaces de hacer un reglamento adecuado; y el dueño de la compañía, que consiente que piloten uno de sus vehículos sin la licencia pertinente.

Sin embargo, hay 54 almas -y sus familias- que no escuchan a nadie asumir la responsabilidad de lo ocurrido. Desde el Presidente hasta el empresario de las camionetas han callado o lamentado, pero no asumido la responsabilidad política, civil o penal que les correspondería. Es más, al día siguiente del accidente no había pasado nada. La empresa seguía operando y no hubo un paro para revisar otras unidades ¡Nada de nada! Reina la más absoluta impunidad, ocultada por lamentos y caras apenadas, propias del momento, que maquillaban la caradura de algunos ¿Cuánto reconfortará a las familias las banderas a media asta si las camionetas siguen funcionando igual y el dueño de la empresa continua su negocio?

Nos mostramos cómo somos realmente: una sociedad absolutamente permisiva que se indignan con esa velocidad de “alegrón de burro” que es la misma a la que olvida lo ocurrido, para enfrascarse en otra indignación, y aquí no ha pasado nada. Paramos el carro para ver al fallecido en el asfalto, bajamos la ventanilla para hacer la foto y la subimos a redes con manifiesta indignación ¡Fin del acto! No somos proactivos ¡en absoluto!, más bien usamos las noticias para tener algo de qué hablar con los amigos o la familia, y si hay morbo, mucho mejor.

No cambiamos porque no podemos cambiar, ya que para eso se requiere carácter, coraje, valentía, disposición, entereza y ética, para no tener un doble discurso en función del interés particular. Aquello bíblico de los fariseos es la expresión que más se parece a las actitudes que manifestamos.

Con autoridades y personas corrompidas o con funcionarios y ciudadanos pasivos, el resultado final es el mismo: no ocurrirá nada. Los primeros se lo quedan todo, y no hacen nada. Los segundos, tienen mucho, pero por son incapaces de hacer algo. El ciudadano que quiere cruzar el puente no lo encuentra ni con unos ni con los otros.

La inacción es incompatible con el mando, y hay absoluta inacción y falta total de autoridad. Nos quedan tres años más de reuniones, viajes, declaraciones, visitas, fotos -a Q30,000 al mes- banquetes, caras compungidas, declaraciones grandilocuentes y muchos, demasiados, culebras con esa actitud pelotuda que justifican lo que ocurre. Hemos aprendido que la mayoría de los consultores son incapaces de implementar aquello que sugieren hacer; los diplomáticos son buenos para comer, beber, hacer discursos y no decir nada; y los ciudadanos que no se implican en política, unos irresponsables que eligen a inútiles.

Los políticos, desde el Presidente hasta los diputados, se lavan la cara y la conciencia concediendo una cierta cantidad de dinero a los deudos -menos de lo que ellos ganan, por cierto-, y además dinero que no es suyo, sino, entre otros, de los mismos que lo reciben ¡No es que tengan la cara dura, es que no tienen madre!

Este país tiene muy mala solución a menos que nos recetemos una fuerte dosis intravenosa de huevodez

miradorprensa@gmail.com

Pedro Trujillo
Pedro Trujillo

Socio fundador de ConCriterio, S.A., empresa de generación de contenidos periodísticos. Profesor universitario y conductor de radio y TV

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Sobre Pedro Trujillo

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