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Los vemos a diario y convivimos con ellos: trabajos como el del guardia de seguridad privada, el dependiente de la tienda de barrio o las empleadas de la tortillería; podrían ser apenas una mínima lista de los empleos más degradantes de Guatemala. Muchos encajarían en la condición de “esclavitud moderna”, porque los tratos que a los que se somete a los empleados suponen violaciones a los derechos humanos, y también por las condiciones salariales. Sergio Peña, abogado laboralista:
“Los que se incluyen en esta categoría son todos aquellos trabajos que están por debajo del salario mínimo. Hay que recordar que el salario mínimo es una protección para el trabajador y es lo menos que debería de recibir del patrono”.
Esta semana se conoció el caso de una joven mujer de 22 años, originaria de San Felipe, Retalhuleu, que era víctima de esclavitud laboral, en una casa de ciudad San Cristóbal, Mixco. La mujer escapó el domingo en ropa interior y narró que sus patronos la agredían físicamente a tal punto de quebrarle los dientes. Según contó, su propia familia la entregó a los propietarios de esa vivienda hace años. La oficina del Procurador de los Derechos Humanos (PDH), registra 21 casos de “venta de personas” y “servidumbre”, dos condiciones que se tipifican como trata de personas.
Manuel Valiente, técnico la Defensoría de las Personas Víctimas de Trata, de la PDH:
La legislación guatemalteca laboral establece cinco condiciones de trabajo: modo-forma, materia u objeto, tiempo, retribución y lugar de trabajo. Cuando hablamos de tiempo -que son los límites de la jornada-; retribución -que tiene que estar de acuerdo al salario mínimo anual-; y lugar del trabajo; cuando estos tres aspectos son vulnerados de forma drástica ya es delito de trata de personas en modalidad de explotación laboral.
Gerson Sandoval, es un muchacho de 26 años, de la capital, con estudios básicos. Trabajó durante 4 años en una empresa de seguridad privada con turnos de 24 horas por 24, le pagaban Q3 mil 200, debía trabajar fines de semana sin que le pagaran tiempo extraordinario: “la empresa en la que yo trabajé no pagaba los feriados. Solo colchones nos daban nada más y dormíamos en el piso. Hay puestos en donde uno está parado todo el día y toda la noche porque así lo requieren y uno no se puede sentar”. No obstante, aclara que no todas las empresas tienen las mismas condiciones, y en cuanto al lugar de trabajo dice que no depende de la compañía de seguridad: “ahí no es problema de la empresa, si yo requiero guardias de seguridad, es mi obligación proporcionarles una garita, un lugar para que estén bien”.
Finalmente, este guardia de seguridad decidió huir del sistema: se fue indocumentado a Texas, Estados Unidos, y desde hace seis meses trabaja en jardinería, ahora puede darle una vida mejor en Guatemala, a su pequeña hija y su esposa: ¡hombre! A la semana estoy sacando entre US$700 u US$800 a la semana.
Un titular de prensa de 2018 reporta: rescatan a 43 menores que eran explotadas en tiendas y tortillerías. El abogado laboralista comenta: hemos sabido de gente que trabaja en tortillerías en horarios esclavizantes, de 6 de la mañana a ocho de la noche y con media hora de comida en el propio local. Habría que poner denuncias; sin embargo, la gente tiene miedo a perder lo poco que tiene.
Un estudio de la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF) determinó que el 48% de las mujeres en las tortillerías en Guatemala, gana entre Q500 a Q1 mil al mes. 22% no recibe un pago monetario y se les paga con alimentos y lugar donde dormir y en el caso de las adolescentes el salario se paga a los papás. Los horarios de trabajo son de 11 y 15 horas diarias de lunes a domingo.
La Procuraduría General de la Nación (PGN), también registra otras formas de explotación en niños: entre 2023 y 2024 reportan 91 casos de mendicidad forzada y explotación laboral en menores de edad.