Abrir los chorros en la ciudad de Guatemala y esperar que salga agua cada vez se hace más complicado. Parece trillado, pero es una verdad: ¡gota a gota, el agua se agota! El último censo reporta que en el departamento suman ya 3 millones de habitantes y en la ciudad poco falta para llegar a 1 millón. La brecha para cubrir la necesidad del líquido se amplía, por esa razón el 67% de los grifos del país pasan secos y expulsan aire la mayor parte de los días de la semana. Eso revela la encuesta de septiembre de la generadora de opinión CID-Gallup.
A cada persona en Guatemala le faltan 1 mil 200 metros cúbicos de agua al año para cubrir sus necesidades, es decir unas 126 pipas, que es un déficit elevado. Raúl Maas, investigador del departamento de Ciencias Ambientales del Instituto de Investigación en Ciencias Naturales y Tecnología (IARNA) de Universidad Rafael Landívar (URL):
Un estudio 2015-2016 reflejó que en la metrópoli hay déficit de agua, en la cuenca del río Las Vacas, que ocupa el departamento de Guatemala. Se basa en un dato que generó Naciones Unidas, que una persona necesita de 1 mil 700 metros cúbicos de agua por año, pero sobre ese dato el departamento tiene serios problemas.
La disponibilidad de agua por persona al año se estima por debajo de los 500 metro cúbicos. Pero ¿por qué nos falta el agua? Maas:
Vayamos al pecado original: un alto porcentaje de las grandes ciudades del mundo están a la par de un río grande. El problema de la ciudad de Guatemala es que no está a cerca de una fuente natural de agua –lo más que tenemos son los ríos Platanitos y Las Vacas– entonces con esa disponibilidad natural para sostener una ciudad como esta “son pajas”. Por eso, en los años 70 se construyó el acueducto Xayá Pixcayá para trasladar agua de las tierras altas de Chimaltenango al Valle de Guatemala. Pero ahora hay ausencia de infraestructura como esta y eso genera vacío, no hay capacidad o interés para atender este tema y le apuestan a la construcción de pozos.
Héctor Espinoza, coordinador técnico de la Fundación para la Conservación del Agua de la Región Metropolitana de Guatemala (FUNCAGUA), reafirma que la precariedad se destaca en el Primer informe del Estado del Agua en la región metropolitana de Guatemala: las comparaciones de 1970 y 2018, reporta descensos críticos de agua.
En la región metropolitana se extrae 3.5 veces más de lo que se recarga y eso nos lleva a un punto de insostenibilidad.
El informe Agua y Ciudad 2018, del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR), de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC) reportó que las zonas 21, 12, 7 y 18 que presentan mayor escasez y más demanda por la densidad poblacional. Estos datos exponen un rasgo de desigualdad en la distribución del líquido, refiere el documento.
Sin ríos abundantes y cercanos que puedan abastecer del vital líquido, a la ciudad solo le queda hacer el baile de la lluvia o ser creativos para garantizar la el recurso hídrico. Funcagua monitorea 250 pozos municipales en el área metropolitana y todos presentan descensos tanto en época seca como lluviosa: Hemos tenido pozos que en un año descendieron 10 metros y eso lo consideramos como extremadamente crítico.
Los monitoreos de pozos se desarrollan en Amatitlán, Mixco, San Miguel Petapa, Santa Catarina Pinula, Villa Canales y Villa Nueva.
Se estima que en la ciudad operan unos 2 mil pozos municipales y el experto de la Landívar ejemplifica la situación:
“Imagínense una palangana subterránea gigante en el que todo el mudo está metiendo sus pajillas y chupando el agua y nadie se está preocupando por llenarlo”.
Llenar los pozos es un proyecto de Funcagua. Uno de estos está en la Plaza Confucio, zona 15 y se inició en 2021 con un pozo de 23 metros de profundidad.
“Lo que persigue es poder captar agua de lluvia e inducirla en esos pozos para favorecer una recarga más rápida de lo que naturalmente se puede dar”. Al momento en algunas mediciones que hemos hecho, hemos capturado hasta 1 mil 200 metros cúbicos de agua en picos altos de lluvia.
Con este proceso, según el experto, se apresura la recarga de los acuíferos, pero es tan solo una opción para garantizar la sostenibilidad del recurso hídrico.