En pandemia, los servicios de salud dedicados a los derechos reproductivos de las mujeres pasan a un segundo plano. Los embarazos y partos no cesan, pero la alta ocupación hospitalaria, la emergencia del Covid-19 y el miedo a contagio en centros de salud, dificulta el acceso a consultas externas dedicadas a controles pre y post natales.
En redes, dos mujeres se quejan: “en el centro de salud de San José Pinula solo emergencias atienden” dice una. “Estan atendiendo sólo a los que ya van a dar a luz en el centro de salud de Santa Elena” dice la otra.
Zulma Calderón, Defensora de la Salud de la Procuraduría de los Derechos Humanos, afirma:
“Una de las preocupaciones que hay en estos momentos es que se han dejado desatendidos programas como los de salud reproductiva porque la responsabilidad del programa descansa en el segundo nivel de atención de los centros de salud.”
A Myrna Montenegro del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (OSAR) esto le preocupa:
“Veremos un incremento de embarazos en adolescentes y un incremento de muertes maternas. Aunque estemos en epidemia, los embarazos, partos y las complicaciones siguen.”
Sin embargo, una alternativa parece ofrecerse: la telemedicina.
En áreas rurales y postergadas las tecnologías de la información y comunicación han sido una herramienta para facilitar el acceso a la salud.
La organización TulaSalud ha logrado formar a más de 2 mil enfermeros auxiliares de los departamentos de Alta Verapaz, Huehuetenango, Quiché y Sololá mediante celulares. Isabel Lobo directora ejecutiva de la institución explica:
“Lo que hacemos es fortalecer al personal en las comunidades rurales contratados por el Ministerio de Salud. Tenemos actualmente 2 líneas: la telecapacitación a través de celulares y WhatsApp y la línea de salud comunitaria que esta basada en el uso de los celulares para hacer consejería en salud.”
Montenegro agrega que las parteras utilizan un sistema similar:
“Si hay una complicación la comadrona llama al enfermero, el enfermero llama al ginecólogo del área de salud reproductiva y este puede comunicarse con la comadrona. Ese sistema de la telemedicina creemos que resulta ser totalmente eficaz.”
Calderón considera que la telemedicina podría ser el gran aliado de los derechos reproductivos si se invirtiera en ello:
“Uno de los hallazgos recurrentes que hemos tenido en el transcurso de la historia ha sido precisamente la falta de la incorporación de la tecnología en el área de salud. Al extremo que hoy en Guatemala no tenemos ni siquiera acceso a historias clínicas electrónicas, el único que lo tiene es el hospital de Totonicapán y lo implementó por donaciones que recibieron. Fuera muy apropiado en estos momentos contar con expedientes de historia clínica electrónica porque se podrían emitir alertas.”