Un temblor nos recuerda el enorme riesgo de construcciones sin supervisión
La construcción de vivienda no autorizada, la falta de experiencia en análisis estructurales y los costos que implican las licencias y estudios, son los tres factores que más arriesgan la seguridad de los guatemaltecos ante un sismo como el del miércoles que dejó 1 fallecido y 24 mil personas afectadas por distintos motivos Hubo daño […]
Publicado el 17 Feb 2022

Un temblor nos recuerda el enorme riesgo de construcciones sin supervisión

La construcción de vivienda no autorizada, la falta de experiencia en análisis estructurales y los costos que implican las licencias y estudios, son los tres factores que más arriesgan la seguridad de los guatemaltecos ante un sismo como el del miércoles que dejó 1 fallecido y 24 mil personas afectadas por distintos motivos Hubo daño en viviendas, a pesar de que la tecnología en la construcción ha permitido crear materiales más resistentes y nuevas estructuras antisísmicas.

En la conferencia que el presidente Alejandro Giammattei dio en la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), dijo que a pesar de que el sismo tuvo una magnitud de 6.8 grados, se tuvo “suerte” porque fue “profundo y oscilante”.  Esta categoría, sin embargo, es peligrosa pues el movimiento es horizontal y produce un balanceo de la tierra como una “mecedora” según los sismólogos.

Para saber si su vivienda es antisísmica o si tiene los cimientos aptos para continuar con la construcción de un segundo nivel, se recomienda una evaluación por parte de un ingeniero que cobraría  un costo inicial de Q1 mil 200, según los metros cuadrados que tenga la casa.

El ingeniero, Jorge Campo, investigador del Instituto de Investigación, Ingeniería, Matemática y Ciencias Físicas de la universidad Mariano Gálvez, dice que una vivienda antes de ser construida debe pasar por  la verificación de un ingeniero que elaborará o autorizará los planos para que la municipalidad otorgue una licencia de construcción, pero en Guatemala prevalece la construcción “empírica”.

«Hay construcciones que están mezcladas con block y ladrillo y a veces son materiales de baja calidad,  similares a otros, pero no cumplen los requisitos. Las viviendas pequeñas que están a las orillas de los barrancos son remodeladas y a las de un nivel les construyen otro nivel sin que se analicen los soportes».

Campo dice que actualmente existe block y cemento más resistentes a la exposición de agentes ambientales que no se deterioran tan fácilmente con el pasar de los años.

En la capital es la municipalidad la encargada de verificar y autorizar que las construcciones estén en buenas condiciones y determinar si necesitan refuerzo, pero en los departamentos es más difícil que se cumpla dice Campo, puesto que carecen de personas expertas en análisis estructural.

Las cicatrices que Guatemala tiene por varios sismos y terremotos es producto del desorden urbano, en particular en la capital puesto que se autorizan construcciones sobre fallas tectónicas, dice el arquitecto y urbanista Miguel Ángel Samayoa.

Samayoa dice que aunque los vidrios de las ventanas se quiebren por los sismos, la mayoría de edificios construidos en las últimas dos décadas son antisísmicos porque los cimientos, columnas y vigas permiten cierto movimiento de la estructura para que no colapse, aunque no sería  el mismo caso para algunos edificios del Centro Histórico.

«Hay edificios que fueron construidos en los años 40, 50 y 60 y se corre más riesgo porque no sabemos qué diseños estructurales tienen».

El sismo de 6.8 grados registrado la madrugada del miércoles provocó daños en viviendas de seis departamentos.

La Asociación Guatemalteca de Ingeniería Estructural y Sísmica (Agies) es la encargada de velar porque los edificios sean construidos con todos los requisitos. El expresidente del Colegio de Ingenieros, Milton Santizo, asegura que el 80  por ciento de los edificios en la ciudad de Guatemala tiene un diseño antisísmico, aunque no existe un reglamento nacional para que se respete la calidad de los materiales en las construcciones por muy simples que sean.

«En la capital se cumplen los requisitos, pero si vamos a Huehuetenango, no hay quien supervise las columnas, no hay normativa para obligar a las municipalidades a verificar eso, tampoco se va contratar un ingeniero  que lo vea porque le saldrá más caro, no hay reglas mínimas de materiales a utilizar y de diseños estructurales para cada área, no es lo mismo construir en San Marcos que en Petén por las fallas tectónicas». 

  

José Manuel Patzán