Crecí en Antigua Guatemala en una familia de sastres. Hoy, a mis 32 años, conformo la tercera generación dedicada a este oficio: corto y coso los trajes para ministros, embajadores y los del mismo presidente Alejandro Giammattei.
Alguna vez habré oído de Ostia, un puerto italiano, pero en su momento no me di cuenta de la importancia que la ciudad y la palabra tendría para mi vida. Hace 4 años fundé Ostia, mi sastrería, un taller donde 6 sastres artesanos se dedican a confeccionar moda masculina y femenina. Jamás me hubiera imaginado que me transformaría en un emprendedor o que mi sueño se haría realidad, pero no fue fácil: pasé muchos meses sin clientes, buscando oportunidades de puerta en puerta. Ahora veo hacia atrás y agradezco no haberme rendido, supongo que tuve suerte. De no haber recibido la llamada de un cliente importante en mi momento más complicado, hubiera renunciado.
Estuve en el lugar y momento adecuado: a los 18 años ingresé a la Universidad del Istmo a estudiar diseño industrial de vestuario. De mi casa aprendí el hábito, la experiencia y la pasión por el trabajo. Toda mi familia ha sido parte de mi formación, pero fue mi difunto tío, Luis Gustavo Miranda, quién me enseño a coser. En la universidad aprendí la teoría y la clave del éxito. Y sin saberlo, allí estaba la persona que me abriría la puerta a la fama.
Antonio Malouf, hoy ministro de Economía, fue mi catedrático. Nos enseñó sobre tecnología textil y aunque en su momento no establecimos gran relación, fue cuando él asumió como presidente del CACIF cuando se convirtió en mi cliente. Y él fue quien me llevó al presidente.
Le escribí cartas durante 2 años cada 5 meses y, sin duda, la perseverancia y arduo trabajo dieron frutos. Así fue como entré en el mundo de empresarios, funcionarios y diplomáticos. El aprecio de Malouf por mi trabajo y su recomendación con otros hizo crecer mi red de contactos que me han llevado a cortar y confeccionar trajes para el embajador de Italia y Colombia y para el cónsul de Holanda.
En 2018 hice el primer traje para Giammattei. Era un regalo de parte de Malouf. Estaba cosiendo ropa para el futuro presidente. Siempre me ha gustado pensar que la ropa que confeccionó son para mí, de ahí es el perfeccionismo. Nunca vendería una pieza que yo no usaría y esto mis clientes lo sienten. Desde aquí, el resto es historia. Le he confeccionado al Presidente más de una docena de trajes, incluído el de toma de posesión: un traje azul marino de dos aberturas y punto fino a mano, de casimir italiano confeccionado a la medida.
La camisa fue hecha con un fino algodón blanco Oxford corte de cuello francés y puños de manga para mancuernas. Además, la misma poseía puños bordados con las iniciales de Alejandro Giammattei.
Me siento orgulloso del trabajo que he hecho y de hasta dónde he llegado. Espero seguir haciendo lo que amo muchos años más y algún día poder conocer Ostia. Mientras tanto trabajaré desde Antigua Guatemala.
Nota de Redacción: Esta historia fue redactada en primera persona a partir del reporteo y entrevista con el personaje.