Hay tres razones que provocan la escasez de trabajadores en el campo: primero, el desinterés de los jóvenes por el trabajo agrícola; segundo, la migración hacia Estado Unidos; y por último, la pandemia que agudizó la crisis. Es plena época de zafra y la industria resiente la ausencia de labriegos.
La situación es palpable en Huehuetenango para la cosecha de café y en Escuintla, Suchitepéquez y Retalhuleu para la producción del azúcar. Eso observan integrantes de sindicatos y organizaciones que velan por los derechos de los trabajadores del campo.
Rigoberto Dueñas, sindicalista y asesor de la Federación de Trabajadores Campesinos y Urbanos (FETRACUR), dice que no hay mano de obra para la zafra porque el tipo de trabajo demanda personas jóvenes de entre 20 y 40 años para soportar las largas jornadas.
«Son los que más frecuentan a este trabajo, pero también son los que más migran. El trabajo de la zafra es muy duro, la gente madruga y a las cinco de la tarde todavía están entregando el producto, eso ya no lo soporta una persona de 50 años».
Una década atrás, para conseguir mano de obra en la zafra se recurría a contratistas que buscaban hasta 150 personas en el altiplano. Dueñas dice que eso desapareció y para cubrir la mano de obra faltante se han visto en la necesidad de buscar personas en aldeas y comunidades aledañas a los ingenios o fincas, aunque es difícil y se tiene que contratar a personas mayores de 40 años, aunque el uso de maquinaria para cortar y “empaquetar” el producto en el campo”, ha permitido reducir la cantidad de personal.
La Asociación de Azucareros de Guatemala (Asazgua) declinó responder sobre este tema. En el Departamento de Comunicación de dicha organización explican que debe hacerse un análisis de la situación en cada ingenio.
No solo es la migración lo que afecta la mano de obra. Según Dueñas el desinterés va de la mano con las condiciones laborales que ofrecen a quienes cortan caña, pues ya no es atractivo el salario mínimo de Q2 mil 872.55 que pagan los ingenios pues no concuerda con los horarios de trabajo, a pesar de gozar de las prestaciones.
Los jóvenes aptos para el corte de caña prefieren cuidar su salud, pues tienen familiares que laboraron así y saben que la quema de caña genera daños en las vías respiratorias porque deben cortarla después de que esta es quemada. Con este proceso se elimina el deshoje manual y evita que plagas de animales e insectos dañen a los jornaleros.
«No se les paga horas extras a los que cortan caña, en el resto de actividades agrícolas no se está pagando el salario mínimo hay personas devengando Q30 o Q35 por jornal, básicamente en siembras de café, hule, cardamomo y palma africana».
Testimonios que ha recabado la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH) con quienes cortan la caña de azúcar en diferentes fincas, han develado que destinan sus ingresos para curarse después de la temporada de corte de caña.
Eduardo Wolkte, defensor de los migrantes de la PDH:
«Había mucha gente que contaba que al regresar a su casa usaba el 15% de lo que habían ganado en curarse porque llegaban con lesiones, enfermedades, con picadura de algún animal y se les había infectado. Entonces, con el paso del tiempo no es una opción atractiva, sabiendo que se requiere de una condición física buena y el trabajo es de sol a sol».
La falta de mano de obra también afectó el corte de café, especialmente a pequeños y medianos productores de Huehuetenango, debido a que los jornaleros han migrado a plantaciones de Chiapas, México, refiere Juan José Hurtado de la fundación Pop Noj, entidad que vela por los derechos de los migrantes de pueblos indígenas.
«Esto pone en riesgo las ganancias y puede resultar que el cultivo de café no sea rentable. El tema de la zafra es un indicador grave, lo hemos dicho de manera cruda que el campo se está vaciando de trabajadores».
Carla Caballeros, directora ejecutiva de la Cámara del Agro, afirma que en general algunos socios en distintos sectores, “han informado que existe un déficit de trabajadores en el sector agro”, debido a diferentes factores, como la pandemia y la migración hacia Estados Unidos y México.
«En el caso de la caña de azúcar, nos parece que también hay una combinación de factores que responden a una tendencia de innovación de la industria que incluye procesos de mecanización por eficiencias de la producción y cubrir con ello algunos déficits en disponibilidad de mano de obra».
Carlos Archila, exgerente del ingenio Palo Gordo, dice que en el caso de los trabajadores que son contratados por los ingenios, normalmente tienen las condiciones laborales adecuadas como instalaciones donde vivir, alimentación y todas las prestaciones de ley.